El reciente ataque perpetrado contra Israel ha levantado serias preocupaciones en cuanto a la magnitud y la estrategia empleada por el ejército, que implicó el uso de 200 drones.

Para adentrarnos y explicar la tecnología que hay detrás de estas medidas de protección, Alfredo Estirado, consejero delegado de TRC, responsable del desarrollo del sistema CERVUS III, utilizado por el ejército español, explica en este artículo de La Razón como, además de la defensa con la “cúpula de hierro” (sistema para proteger entornos de drones tipo 2, de largo alcance, con carga de misiles), hoy en día es muy necesaria la protección a las personas e instalaciones de drones tipo 1, en conflictos, eventos, etc.

«En todos los ejércitos, existe una ‘cúpula de hierro’ diseñada para proteger contra drones de largo alcance y carga de misiles, que son propios de la defensa antiaérea», explicaba Alfredo Estirado en la entrevista.

El sistema antidron CERVUS III se compone de tres medios de detección: una herramienta electróptica; que utiliza cámaras capaces de captar el espectro visible e infrarrojo, un detector de radiofrecuencias; que analiza interferencias generadas por drones y por último, integra un radar para detectar y rastrear drones en movimiento.

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Gracias Juan Scaliter por haber plasmado tan bien las necesidades defensivas que se plantean hoy en día, y que nos obligan a revisar la manera en que combatimos. Seguramente haya que modificar, composición y empleo de las defensas, tanto en el ámbito militar como en el civil.